Joe Crepúsculo + Harakiri Beach
Joe Crepúsculo es uno de los personajes más particulares y creativos del país. Antes con Tarántula, nombre de su primera banda y, desde 2008 en solitario, este catalán actualmente afincado en Madrid es, desde luego, un valiente de culo inquieto con una propuesta musical fuertemente promiscua. Porque Joël Iriarte incorpora a su personal sonido todo lo que se vaya encontrando por el camino, sin ningún tipo de prejuicio y siempre guiado por una intuición musical inédita en la música en español.
Otra de sus cualidades es la prolificidad. En solitario, el músico ha publicado ocho discos en los que ha sido capaz de reinventarse una y otra vez sin perder un ápice de autenticidad. Siempre en la delgada línea entre el atrevimiento y la iconoclasia, su aventura a solo comenzó con Escuela de Zebras (Producciones Doradas, 2008), donde «cabalgando sobre zebras cojas y desnucadas pero de pelo brillante se sumergió en las aguas quietas y verdes para cantarnos su visión del mundo». Ese mismo año lanzó Supercrepus (Producciones Doradas, 2008), un palíndromo que logró convertirse en el disco del año según Rockdelux. Luego vinieron Chill Out (Discoteca Océano, 2009), Nuevo Ritmo (Canadá, 2011), El Caldero (Mushroom Pillow, 2012), Baile de Magos (Mushroom Pillow, 2013) o Nuevos Misterios (El Volcán / Ópalo Negro, 2015), un trabajo de tintes rumberos, riffs sintéticos y galbana castiza junto a Tomasito, Soléa Morente o La Bien Querida entre otros donde Joe mezcla el espíritu del casiotone con la profundidad de unas letras honestas.
Su octavo trabajo, Disco duro (El Volcán Música y Ópalo Negro, 2017), vio la luz el 17 de febrero de 2017. Según Rockdelux, «en el confuso territorio de nuestras músicas populares no es fácil encontrar artistas como Crepus: con voz propia, fiel a un discurso siempre personal y con un bagaje lo suficientemente amplio para desafiar antisépticos libros de estilo. Disco duro es un trabajo reflexivo, crítico y sorprendente. Un logro. Otro más». Joe Crepúsculo es fusión sin límites, revolución permanente y un continuo desconcierto, pero de ese que calienta la pista de baile.